sábado, 8 de febrero de 2020

007_08/02/2020


08/02/2020







Tu eres un árbol frutal y como tal has dado y estás dando unos frutos, cuando están maduros caen y ya no pertenecen al árbol aunque de él se han nutrido. Llegan a madurar porque con tu generosidad los has alimentado pero ahora se alejan, llevan tu esencia y su agradecimiento a quien con amor y desinterés los ha alimentado. Ahora el árbol está vacío, ya no tiene frutos, a quien dar nutrientes, se mantiene solo y aislado. Siente que ha sido capaz de dar frutos que a otros han alimentado, los ha dado para el bien de quien no conoce, ha sido desinteresado, ha participado de la obra de la creación dando. El árbol se mantiene y sigue dando sombra con sus hojas. Sus raíces siguen profundizando en la tierra, cada vez se funde más y más en la tierra al enterrar ahí sus raíces y de ahí coge la fuerza para seguir en pie. Quizás otra vez, en otra estación volverá a dar frutos, los nutrirá porque él se ha alimentado de la tierra. Volverá  a dar y los frutos volverán a caer, ya no serán suyos, pero el árbol con total altruismo seguirá su camino de tomar y entregar. Soltar y coger, coger y soltar. La naturaleza es nuestra maestra, nuestra madre. Aprender de ella y sabréis coger la sabiduría que os enseña.

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