domingo, 3 de febrero de 2013

Isomer 001_02/02/2013



El hombre que se aferra a sus opiniones personales, que únicamente se interesa por ellas, se aleja en este período de la evolución, del Espíritu Creador, de la parte divina del ser.
Cuanto más desarrolla el hombre sobre el plano social, el interés por las opiniones de los demás, incluso pensando que son erróneas, más aclara sus propios pensamientos gracias a los pensamientos de los demás. Cuanto más coloque al lado de sus propios pensamientos que considera auténticos, los desarrollados por otros, que aunque considerándolos falsos se interesa por ellos, más experimentará en las profundidades de su alma que: "Lo que piensa el más pequeño de los seres debes considerarlo cómo algo pensado por el creador en él y que siente contigo cuando tu desarrollas un interés social por lo que pasa en la otra alma".
Así, es preciso evitar el peligro que nos hace amar nuestros propios pensamientos u opiniones y adoptar así una actitud no objetiva frente a ellos.
Consideremos el dejarse penetrar completamente por las opiniones del otro, es decir, que si se sacrifican en ese momento las opiniones personales, entonces el otro expresará verdaderamente lo que él es.
(No soy el autor del texto anterior aunque me viene al pensamiento unos párrafos del libro "Conversaciones con Dios" donde el autor expresaba sus dudas sobre si lo que estaba plasmando en su libro era realmente una conversación con Dios o era su propio pensamiento y mas adelante se contestaba su pregunta escribiendo que Dios le preguntaba ... ¿y que diferencia hay? .....)

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