15/06/2015
Desde
lo lejos se acerca un caballero. Ese caballero no lleva armadura, ni espada, va
montado sobre un corcel que lleva una vestimenta de tal forma puesta y de tales
colores que a veces no se distingue, otras se ve según el color del entorno en
que está. Algunas veces cabalga con fuerza, otras en cambio detiene el paso y
hasta parece cansado. En alguna ocasión dicen gentes que lo han visto abatido,
otras en cambio lo han visto con tanta energía y entusiasmo que parecía volar,
no pisaba la tierra y corría tan veloz que no se distinguía.
En
estos momentos ese caballero espera impaciente la llegada de la vida. La noche
se cierne en algunos lugares y el caballero espera hasta que la luz del alba
despunta luciendo su lucero. Amigos del caballero le dan escolta, aunque no la
necesita la lleva porque es su deseo, no quiere viajar solo, se quita la
mascara cuando se presenta. Es bien llegado y agasajado, solo quiere ser
recibido, con respeto y con recelo a veces es acogido, pero siempre, siempre es
bien llegado.
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