miércoles, 1 de enero de 2014

Omaras 001_29/01/2014



29-01-2014



La necesidad de todo humano de comunicarse con la divinidad, ha hecho de este un buscador, de esa necesidad nacieron las religiones, éstas ponen en contacto al humano con un Dios o Ser superior. El humano evolucionado, con otra aspiración, no conforme con este contacto lejano y ajeno a si mismo ha seguido buscando y buscando hasta encontrar esa fuente divina dentro de si mismo, es “reconocerse”, llegar a encontrarse consigo mismo. A partir de ahí, ha ido comprobando que su poder es divino, que su ser no tiene principio ni fin, ni tiene fronteras o límites, esto es ha ido renaciendo. El renacimiento, un camino de luz que va dirigiendo al humano cada vez más al gran encuentro consigo mismo.
Una vez este logro aparecen otras esferas de luz donde los grandes Maestros existen y el humano va entrando en contacto con estos niveles, entra en comunicación con ellos. En este momento empieza el rescate. Rescate porque los grandes Maestros de la sabiduría no dejan que ese lazo se suelte, y al permanecer unidos así, cada vez es más cercano ese nivel, así se van acercando y elevando las conciencias por simpatía hacia la vibración superior. Es la evolución siempre hacia delante, sigue el humano que desee elevarse, con ese sentimiento la mente y el corazón abiertos puede satisfacer su deseo de llegar a Ser. Cada vez mas cerca de la esfera superior, y ya en contacto directo con los grandes Maestros, alcanza el humano la maestría divina.
Humanos crecidos en sabiduría equivale a haber crecido en Amor, camino que lleva directo al centro, al chacra corazón que deberá ser de total apertura para el gran rescate. Esta apertura conecta más y más al Todo. El Todo es principal fuente de amor, templanza y luz que impregna con ella a todo lo que rodea a quien lo posee. Ahí empieza otro nuevo rescate del humano evolucionado en la luz hacia seres hermanos necesitados de esa ayuda. Todo es una cadena o una escalera de ascensión, rescate y reencuentro. Todo humano que sea consciente de esa divinidad oculta en su corazón, enviará rayos de luz y energía para ayudar a los Maestros en el rescate. Este es vuestro trabajo, vuestro destino en la tierra, vuestra meta. Disponeros abiertos y acercaros a vuestro Ser, reconociendo a vuestro superior seréis así acogidos en otras esferas. Ya no caminaréis con dudas que os hacen ser ocultos a la vista de los seres que desean subir, la parte negativa del humano hace invisible la parte divina y así no se os ve relucientes ni se puede efectuar un rescate como está previsto. Cuando esto ocurra seréis acogidos en nuestra esfera y todo será como una vuelta a casa, la vuelta del hijo pródigo, éste marchó, se alejó y cuando regresó hubo una gran fiesta, pero antes de volver tuvo que hacer un gran camino, se llenó de experiencias que enriquecieron su conocimiento, su saber, y así pudo volver.
Amados en la luz, en nuestros corazones solo existe el amor hacia una raza que camina entre durezas para salir airosa de la experiencia, pero saber que el primer escalón es siempre el “reconocimiento” de quienes sois y hacia adonde vais. La conexión con vuestro ser o vuestro yo, os llevará de la mano por este camino. Si sois fieles a vosotros mismos encontraréis facil el rescate por el que trabajamos en otras esferas. La comunicación es imprescindible para que podamos actuar en unión, en conjunto. La fuerza de esta unión es una gran ocasión para subir a otra vibración. No dejaros de la mano y con vuestro deseo de partir a un mundo nuevo abrazaros a esta energía y todos ascenderemos. Así será el rescate. Subir y subir hasta alcanzar la iluminación, que no ciegue la luz aunque es la más potente, solo ser y ver, ser totales y participar de esta invitación de otras esferas a la unión de una gran familia.
Sin egos y sin dolor camina el nuevo humano por la senda de la luz, con la puerta de la esperanza abierta, todo el fluirá sin tensión ni preocupación, porque todo lo verá y todo lo alcanzará con la intención puesta en el desarrollo del acontecimiento. Los destellos no cegarán y una claridad inmensa llenará los espacios. El temor, el miedo han de desaparecer porque no existe ningún motivo para tales. La conciencia abierta vive en un mundo de color y de sonido, al compás de las notas se mueve el humano. El ritmo marca la vibración y todo al unísono camina. Los tránsitos son pasados en un segundo de luz intensa, y ya transportados celebran tal acontecimiento. Las aguas movedizas y agitadas han calmado, son deslizadas por sus cuencas con transparencia y calma. El Ser va triunfando y transformando la materia en luz que hace ver sin deslumbrar, y de estos deslumbramientos deberéis huir, porque es solo ilusión difusa que marca un camino deslumbrante. Pausadamente y con paso firme ha de deslizarse el humano para alcanzar la maestría, sin temor, la confianza presente, con certeza sabia anda el iluminado, casi sin dar nota, pero llevando con el la antorcha que lo hace guía. SOIS AMADOS.

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