19/09/2010
Particular CA
De aguas turbias fui prisionera y en ellas me mantuve navegando aún sintiendo sus trampas. Quise flotar y evadirme, huir y me fue imposible, porque fuertes lazos me ataban hundiéndome en esas fosas. Caí una y mil veces pero alcé firme mi espíritu y caminé erguida para que me siguieran con firmeza y convicción. Las aguas se fueron volviendo claras y tranquilas, mi corazón encontró la paz y a ella me fijé con fuerza.
Nada hay que temer, solo el pobre de espíritu debe temblar ante sus aguas movidas. El camino se ha hecho claro y limpio, veo que puedo avanzar y debo partir, ya nada lo impide, los grandes secretos me son revelados y estoy feliz, vislumbro en mi entorno la paz y me llega, me calma y me abraza, aquí estoy y aquí me quedo, en mi paz conseguida tras un caminar confuso, pero ahora solo hay paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario