08/04/2019
Una
corriente humana corre desbocada hacia un abismo sin retorno. No tienen cabezas
pensantes ni sentimiento de unión, no prevalece en esa humanidad el sentimiento
fraterno, son ignorantes y no saben que su enemigo son ellos mismos. Corren huyendo sin saber a
quien quieren esquivar o engañar. Su sentimiento esta partido y no pueden
superar ese dolor provocado por la separación de si mismos.
Es
necesidad urgente que alcancen un grado de conciencia unánime y miren hacia la
misma dirección sin querer huir de una sombra que no es tal. Sus miedos y sus
dudas les hacen temblar y no ser capaces de disponer de la claridad mental
necesaria para combatir esa sombra que se posa sobre sus hombros provocando
pesadas cargas que no pueden soportar.
Vuestra
misión es alumbrar con vuestros candiles a quienes perdidos entre sus sombras
no siembran la cosecha necesaria para alimentarse de ella y buscan en donde no
existe nada.
¿Como
hacerlo?
Sentados
en vuestra quietud iluminaros con vuestra guía y expandir ese conocimiento por
vuestros actos pasivos. Vuestro conocimiento flota por y sobre toda oscuridad
que malsana se quiere apoderar ya de la masa existente.
Ahora
hay un despertar importante y con tan solo abrir vuestra ventana saldrá la luz
suficiente para que aquellos que van sin sentido huyendo, sean capaces de
encontrar el sendero de la paz. No hay que huir, hay que ser capaz desde una
callada quietud encontrar el guía y escuchar su voz.
Sois
guiados, no perder ese sentido de unidad y nunca dejéis de escuchar la voz del misterio que os
acompaña. La huida hace débil a aquel que huye. El afrontar el vacío hace
llenarse las arcas con la voluntad de encontrar. Seguir caminando y con
atención poner los pasos.
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