08/02/2020
R E F L E X I O N
El
dolor mío está en mí y yo lo puedo controlar, apagar o fomentar. La
preocupación y la tristeza provocada por causas que yo no controlo o puedo
dirigir, provocan angustia e impotencia en mí, ¿Qué puedo hacer yo para apagar
ese estado de inquietud y dolor que no está en mi alcance subsanarlo?. Solo
creer en Dios, creer en nuestro estado de humanos, pasos efímeros por este
plano que no son mas que experiencias que recogemos para agrandar nuestra
conciencia y crecer como seres humanos, conscientes y completos.
Pedimos
a la fuerza sobrenatural que nos proteja y nos guíe. Pedimos tomar conciencia
de nuestro estado y de nuestras limitaciones, así como de nuestro poder para
manejar nuestro estado emocional. Traemos luz a la situación y no nos
enfrentamos a ella, la abrazamos como parte de la vida y ante ella nos
inclinamos con reverencia para así hacernos amigos de la situación que creemos
enemiga, ¿por qué enemiga?, porque nos trae desequilibrio, tristeza, inquietud,
pero en mi está la fuerza que me empuja a seguir y subir otro escalón. Eso sí
está en m control, yo puedo dirigirlo. Asumo esa responsabilidad y me entrego a
la parte divina para que guíe mis emociones y mis actos. No pongo resistencia a
aquello que se escapa a mi poder. Navego en mi barca dejando que el viento me
lleve a buen puerto. Confío y me relajo, me entrego por completo, entiendo y
sigo el camino. Nada ajeno a mi control debe causar en mi ser impotencia, pues
yo hago lo que mi ser me dicta y todo es perfecto aunque no sea lo que me
guste. Confío y sigo.
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