28/07/2019
El
humano es una semilla traída a este plano para florecer y hay de aquellos que
no sean capaces de fomentar ese desarrollo para reactivar en ellos la esencia
que trae esa semilla.
La
pequeñez que se manifiesta en los humanos no es la verdad de lo que es, una
densa capa hace invisible lo que ha de relucir y florecer, esa capa que
envuelve la semilla se hace en algunos casos fuerte y dura y se vuelve en caja
hermética que cierra la semilla y no se deja ver.
Cuando
el humano se acerca a su esencia la humanidad que vive es otra, otra realidad
se vuelve hacia el y transforma su vida porque la semilla empieza a dar fruto.
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¿Como regar esa semilla para que florezca?**
Es
muy sencillo, riégala con agua bendita, bendecida por el amor y el propósito de
una evolución consciente y completa, guiándote de la mano y con una visión
puesta en el conocimiento que te da la voluntad de aprender.
Cuando
cierras la puerta del claro entendimiento
cierras en una caja esa semilla que ha de brotar. Cada día acércate a
ella y con amor cuídala y háblale. No reacciones ante un día oscuro, llénale de
luz y riégalo con la esencia.
Los
días grises te hacen perder grandeza de ser, la oportunidad de paralizar esa fuerza que la empuja a crecer,
pero la detención es momentánea. Así pues aliméntala cada día, háblale, riégala
con tus buenas acciones y cuando de su fruto serás bendecido porque ya serás un
humano completo.
Entiende el mensaje y
practícalo.