26/03/2019
Este
es el río de la vida, en tramos lento y suave, en otros con rápidos que te dan
vértigo, en otros espacios fuertes cascadas que te avocan hacia abismos
infernales. Cuando discurres por el río en momentos de calma, tu discurrir se
vuelve tan suave que los descansos se adueñan de un bien estar en el que tu
duermes y estás tan relajado que apenas si eres capaz de sentir el discurrir
del tiempo, del agua que te hace moverte, y así, sin apenas movimiento te haces
inconsciente de lo que sucede en tu espacio, porque adormeces los sentidos
fundiéndote con la paz. Esos momentos de descanso te hacen que puedas soñar y
dormir, hasta que un movimiento brusco te despierta para decirte VIVE.
Este
movimiento que te zarandea te hace que en tu vida seas capaz de reaccionar
abriendo tu mirada observadora para hacerte consciente que debes coger el timón
y dirigir la barca o perecerás en un rápido que te avoca a un abismo sin vuelta
atrás. Tu mirada se hace vigilante, y bajo tu percepción profunda eres capaz de
discurrir por ese río y no perecer en el.
Ese
río es la sagrada vida que te lleva hacia la mar para que en ella te fundas y
puedas descansar dejándote llevar por sus aguas mas profundas hasta la otra
orilla, en donde al llegar te harás una con la arena, y una vez el sol te
acaricie y tus aguas se sequen, serás vapor que llegue a una nube para
dirigirte a lo mas alto.
Mis
amados, dejaros guiar por ese río que sus aguas son amigas, son benditas y os
aman, no distinguen vuestros pasos, ese discurrir te lleva, te arrastra. Déjate
conducir con alerta despierta, con consciencia y disfruta de tu viaje. Duerme,
descansa en sus momentos sosegados en donde no hay corrientes que te agiten,
pero siempre con atención, para que cuando llegues a un rápido estés tan alerta
que no te sorprenda y pierdas tu rumbo, tu dirección, tu mando. Siempre con
atención, dispuesto, disponible a lo que llegue y tu serás capaz de dirigir en vez de ser dirigido. Tan
atroz puede ser un despiste que te puede llevar a la destrucción de tu camino,
pues puedes perder el rumbo y caer por un abismo sin vuelta atrás.
Siempre
atentos y conscientes manejaros en el río de la vida y todo será un discurrir
plácido y reconfortante al estar unidos con el cielo y con el alto sentido que
a el te conecta.
Disfruta
de tu recorrido y siempre, siempre agradece esa barca que te han dejado para
que tu travesía pueda lograrse en ese río que es la VIDA.
Tu misión ahora es permanecer
atenta.