20/01/2018
El
humano deberá abrirse a las energías del cielo y de la tierra.
Abrir
su entendimiento a la energía del cielo para conectarse con su parte divina de
esa dimensión y poder asistirse de ella en su desenvolvimiento aquí en la
tierra.
Abrirse
a su energía de la tierra para hacerse consciente de la parte que le une a esta
tierra y así formar parte de ella en total conexión. Las raíces forman parte
del suelo y el cielo trae a tu vida parte sublime de tu ser. Enorgullécete de
ser humano y no desprecies nada que se te de en ese plano y con tu poder has de
sacralizar cualquier situación que te presente el día. Con tu entender divino
saca la conclusión y enseñanza más oportuna y con tus raíces vive en la vida
dando a ella tus frutos traídos del cielo.
La
nubes son pasajeras, meras sombras que se posan sobre los humanos para
fortalecerlos en su peregrinaje y solamente los aventajados sacan enseñanza de
esa nube que posada en el cielo no lo toca, solo tapa el sol en un momento de
su paso y luego desaparece y vuelve otra, pero no es la misma. Solo el
despierto sabe ver a través de ella el sol que se esconde, solo el despierto
puede sonreír y ver que es pasajera, volátil, efímera. ¡¡¡ No desprecies la nube que te oculta el
sol ¡¡¡ en ese momento conecta tu esencia con la energía del cielo y luego
vuelve a la tierra y con ese fruto regala al necesitado ese manjar exquisito
traído de tu experiencia. Enriquece al semejante dando en la vida el fruto
escogido. Sin temor escoge y da. Entrégate a dar.