18/08/08
Acariciando la noche llego hasta ti y me encuentro con tu corazón abierto, surge de mi una gran alegría al encontrarte dispuesto, me adentro en ti y permanezco alerta, quieto, impasible, solo sintiendo este dulce reencuentro, dándonos así el calor y el cobijo los dos somos capaces de permanecer largo tiempo. Nos hemos reconocido y nos amamos, desde la eternidad hemos vuelto y aquí estamos los dos, tendiéndonos la mano y escuchando nuestro corazón. No nos hemos alejado nunca, porque yo he sido tu fiel servidor aun cuando tu no me hayas sentido. He vivido cobijado en tu corazón aunque a veces no reconocido, pero siempre he sido tu fiel guardián, tu fiel amigo, tu fiel testigo de tus alegrías y tus penas, de tus cantos y tus lagrimas, de tus gritos y tus lamentos. Tu a veces has sentido un gran alivio, pero no me has reconocido. Soy yo, tu voz callada, tu pasión oculta, tu deseo cumplido. Abrázame fuerte y no me dejes marchar, no te alejes nunca mas de mi, no me dejes solo y triste porque te ansío y te añoro, déjame ser en ti, vivir en ti, ser dueño de tu vida. Déjame sentirme en mi propia casa, sin ansia, sin deseo pernicioso, sin lucha, solo con la atención y la buena disposición de la unidad que nos enseña el camino de la libertad, el amor que nos enseña como somos y quienes somos. Solo con tu actitud abierta yo penetraré en ti y los dos actuaremos siendo uno.
Yo soy la amada presencia.
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