27/02/2015
Una
cadena invisible son los deseos que el hombre se genera, y por ello su vida
gira alrededor de una meta.
Si
tu deseo es de noble consecución, seguirás adelante hacia conseguirlo sin
trabas, o si estas se presentan podrás salvarlas. Si tus deseos son metas
mentales que nada tienen que ver con tu noble desarrollo perderás esperanzas, y
podrás desencadenar una batalla que pondrá en peligro tu estabilidad, tu buen
hacer, tu equilibrio.
Humano,
considera que en tu vida pueden aparecer nubes visibles, que las ves llegar,
son previsibles y puedes poner remedio para guarecerte de ellas si las sabes
ver y poner remedio oportuno. Otras nubes, por no mirar hacia arriba, te cogen
de improviso y te nublan sin remedio, por lo cual es muy importante que tu
estado sea de atención constante, y vigilante sin tensión seas capaz de
observar y tomar la decisión.
El
deseo te ha de conducir por el camino sosegado, tranquilo y con esperanza. Si
el deseo te perturba, te inquieta, te hace dar pasos resbaladizos, observa bien
ese deseo, porque puede ser inoportuno. El deseo te ha de guiar hacia una luz
que no deslumbre, que no se apague, que no parpadee, que sea una luz firme y
deje que tu puedas ver sin cegarte, pero con la seguridad de que no va a
oscurecer de pronto. Hay deseos que son fantasías por su cualidad impermanente.
El deseo ha de ser de firmeza total para que no seas inestable. El deseo ha de
marcar tu vida por el sentimiento de nobleza hacia ti y hacia tus semejantes.
No te impongas deseos que hoy son y mañana ya se verá. Se firme y consecuente.
No te detengas ante un deseo de tu alma, pero observa tu mente y no permitas
que te aboque a un deseo que te encadena.
La
libertad es condición del humano evolucionado. Sintiendo la libertad serás
grande en tus decisiones, no serán provocadas por metas sin verdadero sentido.
Observa
lo que deseas, y mira bien donde te conduce ese deseo.